martes, 27 de enero de 2009

Lo Inaudito del Consumismo y del Altruismo

¿Harían ustedes, estimados lectores, una fila de 10 ó 20 cuadras, desde las cuatro de la madrugada en un país en donde la temperatura, en la mayor parte de la temporada invernal, rebasa los 20° grados bajo cero?
Tal vez me responderían que por salvar la vida de un ser querido, o por llevar el sustento para que sobre viva su familia que está muriendo de inanición. Pues no. Semejante fenómeno se da a las puertas de todos los comercios de Canadá el 26 de diciembre de cada año, y tiene un nombre: BOXING DAY.
En este día, el canadiense se olvida un poco de su prestancia y del continuo “I’m sorry” que se escucha por las calles y lugares públicos si levemente se rosan entre sí. Cuando se abren las puertas de los almacenes a las nueve de la mañana, comienza la función y una marea humana invade los establecimientos. Nunca con el salvajismo del “gringo” en donde sabemos que hasta muertos ha ocasionado un día de ofertas en Walt Mart, pero, con las debidas diferencias, sí tiene lo suyo.
No comprar ese día significa frustración y por muy poco dinero que se tenga, hay que visitar las tiendas para hacerse de cualquier artículo a un 50% menos que otros días. La gente compra confiada y segura, porque hay que reconocer que existe lealtad en los comerciantes, y las ofertas son reales y verdaderamente interesantes para quien navega en este mundo del consumismo. Por cierto que el pasado diciembre estuve observando que en México, los grandes comercios y centros comerciales ya están haciendo algo similar, pero la diferencia es que la rebaja que ofrecen equivale al valor real del producto.
Pero volviendo a Canadá. No es sólo detrás de las ofertas que el canadiense manifiesta lo estoico ante las bajas temperaturas. El primer día de enero, una multitud se reúne en las orillas del Lago Ontario para presenciar un acto de generosidad y altruismo: niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, se lanzan a nadar al lago con el fin de que los patrocinadores del “evento”, donen dinero a las organizaciones que ayudan a huérfanos, ancianos y discapacitados. Lo gélido del agua y el clima (de menos 0° grados), no impide que se dibuje una amplia sonrisa en el rostro de los nadadores cuando salen del hermoso e inmenso lago, y que se manifieste una gran euforia en los espectadores, que por cierto, en su gran mayoría, van acompañados de sus perros graciosamente vestidos y hasta con botines en sus cuatro patas.
Disfruto grandemente de muchas de las costumbres de este inmenso país. Aunque soy una persona nacida y criada en el trópico, adoro el invierno canadiense. Al caminar y hundirme en la nieve, siento que algo parecido sentiría si pudiera caminar sobre las nubes.
Margot Carrasquilla Múnera
03/01/09 Registrado en D.A.

viernes, 16 de enero de 2009

INTRODUCCIÓN

En este espacio compartiré con ustedes mi creación literaria: poesía, narrativa, cuento y ensayo. Espero contribuir con algo de solaz en la vida cotidiana de quien consulte este blog. Margot Carrasquilla Múnera